El embarcadero del Centre de Peche es un lugar privilegiado para obervar ese maravilloso lugar. Tras un día de intenso trabajo, quise despejarme la cabeza y le pedí a mi compañero de trabajo y asistente en Mauritania, Biya Fadel, que me llevase allí para un rápido almuerzo. Ese día la marea estaba más alta que nunca y sentado en el embarcadero podía meter mis pies y refrescarme del agobiante calor de ese día.
Me comía un delicioso bocadillo de calamares cuando pude ver una manada de lo que en un principio creí que eran delfines, pero luego supe que eran calderones tropicales o ballenas piloto. Estos cetáceos se mueven por estas aguas y en Canarias tienen una colonia al sur de la isla de Tenerife.
Fue un espectáculo que me regaló la naturaleza y que por un momento me hizo olvidar horas de discusiones e inconvenientes con mi contable, con el banco, en la oficina, etc. Cualquier trámite en Mauritania tiene un problema, pero siempre se soluciona (Inchallah).
Otro día les contaré más anécdotas de este indómito país.